El primer libro impreso en España: cual fue y donde

Nadie hoy en día discute la relevancia que tuvo en la historia del mundo la irrupción de la imprenta en el año 1440. A nivel local, el sinodal de Aguilafuente fue el primer libro impreso en España. Fuente transmisora de ideas políticas, económicas y culturales de todo tipo, la máquina diseñada por Gutenberg es, con absoluta certeza, uno de los inventos más importantes de la historia de la humanidad en la impresión de libros y todo tipo de publicaciones.

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El primer libro impreso en España

Impreso en 1472 en Segovia, el sinodal de Aguilafuente tiene el honor de ser considerado el primer libro impreso en España. La ciudad, centro político de Enrique IV, contaba con una casa de la moneda y un gran desarrollo industrial. Este hecho, junto a la gran implicación que tuvo en aquella sociedad Don Juan Arias Dávila, obispo regente de la ciudad (1461-1497), propició el interés necesario para que se instalase en Segovia la primera imprenta. No hay que olvidar que Dávila fue un gran humanista, cuya principal preocupación era la creciente pérdida de disciplina católica por parte tanto del pueblo llano como del clero (en todos sus estamentos). Por ello, convocó un sínodo en Aguilafuente con el fin de recordar y recoger en papel todos los derechos, pecados y obligaciones que cualquier, a su juicio, buen cristiano debía saber para evitar posteriores excusaciones por desconocimiento. Juan Parix, a quien el obispo probablemente conoció en Roma, se instaló en la ciudad y se encargó de ese y de otros siete libros más de carácter eclesiástico. Compuesto por 48 hojas, existen del mismo dos ediciones distintas.

El primer libro literario impreso en España

Impreso en Valencia en 1474, “Trobes en lahors de la Verge Maria” es considerada el primer libro literaria impresa en España. Es un poemario compuesto por un total de 45 poemas (40 en valenciano, 4 en castellano y 1 en italiano) y un prólogo en latín, dedicados en su totalidad a alabar a la Virgen María. Obra del poeta Bernat Fenollar (muy conocido en los círculos culturales de la ciudad), fue impreso por Lambert Palmar el 25 de Marzo de 1474 por orden del virrey Lluís Despuig. La recopilación fue fruto de un certamen, convocado para ensalzar a la virgen, entre poetas locales y del reino, siendo obligatorio que los poemas estuviesen conformados por cinco estrofas, incluidos dedicatoria y estribillo. Hoy en día se conserva un único ejemplar en la biblioteca de la Universidad de Valencia.

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El primer libro con ilustraciones impreso en España

Para encontrar el primer libro con ilustraciones impreso en España hay que viajar hasta el sur, en concreto hasta la ciudad de Sevilla. Allí, en 1480, el taller de impresión de Bartolomé Segura y Alonso del Puerto se encargó de imprimir el “Fascículus temporum”, del holandés Rolenvick. Miembro de la orden de los cartujos alemanes, Werner Rolenvick (1425-1502), era un monje escribano, muy productivo y versátil en cuanto a temáticas. No obstante, fue con su “Historia del mundo abreviada” con la que pasaría a la posteridad. Tras publicarse en Colonia en 1474, se hicieron de ella múltiples ediciones en diversos idiomas, siendo sin lugar a dudas el “Fascículus temporum” impresa en España una de las más raras. Contiene 14 ilustraciones xilográficas de las cuales 10 son originales y 4, repetidas. Desde el arca de Noe hasta la torre de Babel, Roma o Bizancio, son obras de arte en sí mismas, siendo para la época una auténtica demostración de calidad, ingenio y técnica.

Desde el primer libro impreso en España hasta los actuales productos basados en novedosas tecnologías, la impresión ha sufrido una evolución descomunal que, además, han ido paralelas a la explosión política, cultural y económica del mundo occidental. Un progreso que, sin la imprenta, se hubiese antojado una utopía. Ahora, además, el uso de la imprenta se ha extendido a diversos tipos de productos, no sólo libros, sino también la impresión de catálogos, folletos publicitarios, revistas y otros muchos.

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